Los gases de efecto invernadero (GEI) son los gases de la atmósfera que absorben y emiten radiación en el rango del espectro infra-rojo térmico. Este proceso es la causa fundamental del efecto invernadero. Estos gases son principalmente el vapor de agua, dióxido de carbono (CO), metano (CH), óxido nitroso (NO) y ozono (O). Mientras que el efecto invernadero es vital para el desarrollo de la vida en la Tierra, la actividad humana desde la revolución industrial (1750) ha provocado un incremento de los GEI cuya consecuencia ha sido una aceleración antropogénica en el calentamiento global del planeta (Cook et al., 2013). En España se prevé que a mediados del siglo XXI la temperatura sea entre 2 y 4 grados mayor que lo registrado a finales del siglo XX. Se cree que este calentamiento global puede ser una de las causas del cambio climático mundial.

Los países con una mayor emisión de GEI son China, Estados Unidos y la Unión Europea. España está entre los 25 países con mayor cantidad de emisiones totales.

Es necesario tener en cuenta la población de cada país para poner el nivel de emisiones en contexto, ya que no es lo mismo comparar las emisiones de China con las de Luxemburgo, por ejemplo. Al considerar la emisión de GEI per cápita, España baja al puesto 49 entre 200 países. Es decir, que España está en el 25% de los países más contaminantes.

Las emisiones de GEI en España aumentaron alrededor de un 80% entre 1990 y 2007, aunque a partir del 2007 hasta el 2011 disminuyeron hasta niveles un 40% superior a las emisiones de 1990, gracias a las políticas de reducción de emisiones de GEI.

La emisión de GEI en España es principalmente debida al CO (79,7%). Las emisiones de CH suponen el 10,5% y las de NO el 8,3%.

La agricultura supuso en 2011 un 10.8% del total de las emisiones de GEI en España. Los GEI más relacionados con la agricultura son el óxido nitroso (NO, relacionado principalmente con fertilizantes) y el metano (CH, relacionado principalmente con fermentación entérica).

Estos gases son relevantes porque tienen un poder de recalentamiento global muy superior al CO. El poder de recalentamiento se mide en CO equivalentes: efecto de calentamiento integrado que produce hoy una liberación de 1 kg del GEI en comparación con el COcomo gas de referencia. En concreto, 1 kg de metano tiene un poder de recalentamiento 21 veces superior al del CO. De modo que aunque el CH se encuentra en menor proporción en la atmósfera, su importancia relativa en el efecto invernadero es mayor que la del CO. El poder de recalentamiento tiene en cuenta la vida media de los gases en la atmósfera. El CH tiene una vida media en la atmosfera de 12 años, frente al CO que tiene una vida media estimada entre 30 y 95 años (Jacobson 2005). Así, el metano tiene un poder de recalentamiento global a 20 años 72 veces mayor que el CO. Si lo medimos a largo plazo (e.g. 100 años) el poder de recalentamiento global del CH disminuye a 25 veces el del CO.

Mientras que las emisiones de NO en España están más o menos a los mismos niveles que en 1990, las emisiones de CH4 han aumentado en 10.18 millones de toneladas de CO equivalente entre 1990 y 2011, lo que supone un incremento del 38%.

En España, el CH supone aproximadamente el 13% del total del CO equivalente emitido. La agricultura es responsables de más de la mitad (54%) del total de CH emitido a la atmósfera y supone un 7,4% del CO equivalente total emitido (20,69 millones de toneladas de CO equivalente). Aproximadamente el 25% del CH emitido por el sector agrícola y ganadero son debidas al fermentación entérica de rumiantes, y de este, el 26% es debido al vacuno lechero de ordeño (Ministerio de medio ambiente 2007; de Blas et al., 2008). El vacuno lechero en España emitió en 2011 1,34 millones de toneladas de CO2 equivalente debido a la fermentación entérica del alimento, lo que supone un 0,5% de la emisión total de GEI del país.

 

En este mapa interactivo se puede ver el porcentaje que suponen la agricultura, sobre el total de las emisiones de metano en cada país (World Bank Data, 2010). 

 

Si tenemos en cuenta los datos de los post anteriores , las vacas no son las responsables del cambio climático en España, puesto que las emisiones provenientes de fermentación entérica en el total de la población española de animales de granja es menor del 2% sobre el total de las emisiones de GEI. En vista de estas cifras, tampoco parece muy probable que estas cifras sean muy diferentes en el porcentaje global de emisiones mundiales de GEI, aunque ciertamente habrá países cuyas emisiones de CH proveniente de fermentación entérica sean superiores a las españolas.

Sin embargo, si que hay otros motivos para reducir las emisiones de CH de los rumiantes.

  • En primer lugar porque cualquier reducción de GEI, por pequeña que sea, contribuye a un mejor futuro del planeta.
  • El metano tiene un poder de recalentamiento 21 veces superior al CO, y por tanto una unidad de CH es mucho más nociva que una de CO.
  • La agricultura es responsable de más de la mitad de las emisiones de CH totales en España. Es, por tanto, necesario disminuir estas emisiones por parte del sector de la agricultura, y cualquier contribución es positiva, por ejemplo con la reducción de emisiones de GEI de la fermentación entérica durante la digestión en los rumiantes.
  • Las emisiones de CH están relacionadas con la eficiencia alimentaria (Basarab et al., 2013; de Hass et al., 2011). Si disminuimos las emisiones de CH durante la digestión, aumentamos la eficiencia alimentaria de los animales, y viceversa. Eficiencia alimentaria y el CH emitido deberían ser tenidos en cuenta en la selección de forma simultánea.