A lo largo de las últimas cinco décadas, el aumento de producción lechera ha provocado que seamos capaces de producir un 40% más de leche con menos de la mitad de vacas, consiguiendo que la huella de carbono por kg de leche producida sea sólo el 37% con respecto a 1944 (datos en EEUU; Capper et al, 2009). Sin embargo, la producción por animal es mucho mayor actualmente, y existen estrategias de selección genética que permiten reducir las emisiones de metano por individuo.
La heredabilidad de la producción de metano en el rumen se estima entre 0.30 y 0.40. Esto quiere decir que la genética es responsable del 40% de las diferencias en la emisión de metano entre unas vacas y otras, independientemente de la dieta que tomen y otros factores ambientales. Por tanto sería posible seleccionar aquellos animales, o familias de animales que estén genéticamente predispuestas a emitir una menor cantidad de metano a la atmosfera. Si hacemos selección genética para la reducción de la emisión de metano en el vacuno, en generaciones sucesivas tendremos vacas que emiten cada vez menos metano a la atmosfera, reduciendo así el impacto en la atmósfera de los GEI de los rumiantes. Si bien los medios de medición del CH4 emitido son complejos y requieren de un perfeccionamiento, la desviación fenotípica estándar de las emisiones de CH4 en vacuno de leche son de entre 58 y 349 gramos al día por vaca (Lassen et al., 2010; Dehaeng et al., 2012 ). En este cálculo voy a usar un valor de 100 g/d/vaca por ser un valor intermedio y conservador.
El progreso genético que podríamos realizar, teniendo en cuenta una precisión de las predicciones de mérito genético utilizando evaluaciones con información genómica de 0.40, una intensidad de selección de 1 (ya que no sería un carácter principal de selección), una heredabilidad de 0.30, y un intervalo generacional de 3 años, sería de una reducción de las emisiones de CH4 de 10,95 g/d/vaca. Según los datos aportados en post anteriores, y considerando que la población española de vacas Holstein es de unos 700.000 individuos en ordeño (siendo conservadores al no incluir terneras y novillas), la emisión de CH4 podría reducirse en más de 2.798 toneladas de CH4 (58.776 toneladas de CO2 equivalente). Esto supone un 4% de las emisiones anuales producidas por el vacuno lechero. Es decir que en 10 años, se podrían reducir las emisiones de CH4 por fermentación entérica del vacuno lechero en al menos 484.000 toneladas anuales de CO2 equivalente, una reducción considerable del 36% con respecto a las emisiones actuales. La población total de vacas españolas es de unos 2.5 millones. De modo que si el resto de razas también realizarán selección genética para este carácter, la reducción en la emisión de metano podría ser incluso mayor.
A lo largo de las últimas cinco décadas, el aumento de producción lechera ha provocado que seamos capaces de producir un 40% más de leche con menos de la mitad de vacas, consiguiendo que la huella de carbono por kg de leche producida sea sólo el 37% con respecto a 1944 (datos en EEUU; Capper et al, 2009). Sin embargo, la producción por animal es mucho mayor actualmente, y existen estrategias de selección genética que permiten reducir las emisiones de metano por individuo.
La heredabilidad de la producción de metano en el rumen se estima entre 0.30 y 0.40. Esto quiere decir que la genética es responsable del 40% de las diferencias en la emisión de metano entre unas vacas y otras, independientemente de la dieta que tomen y otros factores ambientales. Por tanto sería posible seleccionar aquellos animales, o familias de animales que estén genéticamente predispuestas a emitir una menor cantidad de metano a la atmosfera. Si hacemos selección genética para la reducción de la emisión de metano en el vacuno, en generaciones sucesivas tendremos vacas que emiten cada vez menos metano a la atmosfera, reduciendo así el impacto en la atmósfera de los GEI de los rumiantes. Si bien los medios de medición del CH4 emitido son complejos y requieren de un perfeccionamiento, la desviación fenotípica estándar de las emisiones de CH4 en vacuno de leche son de entre 58 y 349 gramos al día por vaca (Lassen et al., 2010; Dehaeng et al., 2012 ). En este cálculo voy a usar un valor de 100 g/d/vaca por ser un valor intermedio y conservador.
El progreso genético que podríamos realizar, teniendo en cuenta una precisión de las predicciones de mérito genético utilizando evaluaciones con información genómica de 0.40, una intensidad de selección de 1 (ya que no sería un carácter principal de selección), una heredabilidad de 0.30, y un intervalo generacional de 3 años, sería de una reducción de las emisiones de CH4 de 10,95 g/d/vaca. Según los datos aportados en post anteriores, y considerando que la población española de vacas Holstein es de unos 700.000 individuos en ordeño (siendo conservadores al no incluir terneras y novillas), la emisión de CH4 podría reducirse en más de 2.798 toneladas de CH4 (58.776 toneladas de CO2 equivalente). Esto supone un 4% de las emisiones anuales producidas por el vacuno lechero. Es decir que en 10 años, se podrían reducir las emisiones de CH4 por fermentación entérica del vacuno lechero en al menos 484.000 toneladas anuales de CO2 equivalente, una reducción considerable del 36% con respecto a las emisiones actuales. La población total de vacas españolas es de unos 2.5 millones. De modo que si el resto de razas también realizarán selección genética para este carácter, la reducción en la emisión de metano podría ser incluso mayor.